Tener a un grupo de personas a tu cargo es todo un reto, especialmente si es la primera vez que lideras.
Y aunque podría ser el caso de que tu personalidad te ayude en ello, la realidad es que nadie nacemos sabiendo ser líderes. Y muchos a veces nos quedamos en el intento.
Aprendemos en el camino… y eso generalmente lo logramos equivocándonos.
Lo mismo si eres emprendedor, aún y si vas “solo” en tu emprendimiento… y entrecomillo “solo” porque en realidad, aunque no lo percibas, tu familia, tu pareja y aquellos que están muy cerca de ti viven esa aventura junto contigo.
El aprender a liderar un equipo es un proceso que debe iniciar con uno mismo.
Afuera hay cientos, miles seguramente, de libros que hablan sobre cómo ser el perfecto líder, ya sabes:
- Las 10 cosas que todo líder debe hacer
- Leadership in a nutshell
- Cómo ser el mejor líder en 21 días (si eres más o menos cercano a mi época, muy probablamente te acuerdes de este tipo de textos)
Pero vuelvo a lo mismo: tratar de conocer y gestionar a un grupo de personas será una batalla desgastante (y muy seguramente perdida) si antes tú no te conoces y gestionas primero a ti mismo.
¿Por qué?
Bueno, porque para empezar, si tú no sabes que te mueve, ¿cómo podrás determinar un rumbo que mantenga tu motivación encendida y a todo vapor? ¿Cómo podrás ser un factor que mantenga viva la motivación de tu gente?
Si no comprendes que eres un “eterno trabajo en proceso” y qué nunca estarás terminado como líder, ¿cómo podrás gestionar tus logros y fallas, especialmente para utilizarlos como impulso para lograr lo que buscas?
Si no eres capaz de gestionar tus estados emocionales, ¿cómo formarás un grupo de trabajo donde las cosas puedan decirse de frente, con madurez para aceptar las críticas, los errores y las consecuencias?
Ser líder es atreverte a ver, si lo aceptas, tus miedos, tus patas de palo y todo aquello que debes de trabajar reflejado en cada uno de los integrantes de tu equipo.
Ellos te ayudarán a ver en ti lo que tú de manera natural no ves.
Te ayudarán, si te dejas, a crecer sin que eso sea su fin último… pero al crecer con ellos también crecerás tu.
Entonces, para ser un buen líder, para guiar a un grupo hacia el logro de un objetivo, hay toneladas de textos ahí afuera. ¡Ah!, y no estoy diciendo que no sirvan. Hay varios muy buenos.
Pero hoy, aquí en estas líneas, te quiero compartir el complemento, aquello que está es la sombra, eso que sabemos que no nos sirve, tanto de modelos mentales errados como de comportamientos inadecuados, pero que nos cuesta mucho trabajo entender, trabajar e integrar…
… y que de no hacerlo, es como comprar el premio mayor de la lotería donde el premio será precisamente tronar al equipo y, junto con ellos, tu liderazgo.
¿Qué hacer para fracasar como líder o emprendedor?
1. Se deshonesto
Miente.
Miente para mostrar el resultado que todos están esperando.
Miente, aunque sean “mentiras blancas”, para sacar ventaja del otro.
Manipula números. Manipula personas. Aprovéchate de quien puedas y cada que puedas… nunca sabes cuando lo puedas necesitar.
Trata de esconder todo indicio de que has metido tus manos porque es la forma que, en esa pobreza mental, ves como único camino para lograr tus metas.
El que no tranza, no avanza… ¿te suena?
Tu credibilidad solo está sujeta a tus resultados. Lo demás son lujos que no te puedes permitir.
El enemigo no duerme.
2. Desconfía
No sabes quien por ahí, adentro o afuera, quiera ponerte una trampa.
Quizá un de tus colaboradores quiere tu puesto y está dispuesto a venderse al mejor postor para lograrlo. Vives con el enemigo y lo sabes… desconfía de todos.
Revisa el trabajo de tu gente al máximo detalle posible. Pídeles que te informen de cada paso que den y prohíbeles tomar decisiones por si mismos sin antes consultarte.
Jamás permitas que se muestren sin ti porque eso socavaría tu liderazgo y tu presencia.
Decide cómo quieres que se hagan las cosas pues tus resultados están en juego.
No importa que te estreses. No importa que tengas que quedarte horas y más horas para revisar que todo lo hagan como tú quieres. No importa que te quemes por querer abarcar todo.
Al final esto te ayudará porque crees firmemente que un equipo controlado es el resultado de ser un buen líder, así que si logras que nadie se mueva sin que tú lo permitas, será la muestra máxima de que lo has logrado.
3. Quédate con todas las canicas
El trabajo lo has hecho tú.
Coordinarlos, controlarlos y asegurarte que todo lo hagan, hasta el mínimo detalle, tal como tú lo quieres no es algo que suceda fácil ni gratis.
Te ha costado. Tienes la cabeza en todas partes, en todo momento, así que si el resultado se da, ¿por qué carajos tendrías que compartirlo con ellos?
Tu eres la cabeza del grupo y tu control debe ser reconocido.
No es que no quieras compartir el reconocimiento del éxito. No. En el fondo, lo que te da pavor es que tus jefes pongan los ojos en alguien más y lleguen a pensar que quizá podrían vivir sin ti.
Si la lámpara solo se enfoca en ti, no hay posibilidad de que vean a los demás…
… claro, salvo cuando ellos se hayan equivocado. Ahí si será necesario evidenciarlos para que maduren y se den cuenta de que ni tú, ni la organización, pueden darse el lujo de permitir costosos errores.
Si han puesto el pastel en la mesa, cómetelo todo. Lo mereces.
4. No te muevas hasta estar seguro
Tu NO puedes fallar, por lo tanto, necesitas estar 100% seguro de que el paso que vas a dar es el correcto. De ahí que tengas que exigirle a tu equipo más datos, mas información, más análisis y más escenarios.
Hasta que el cuerpo aguante. Aquí vinimos a trabajar.
Algunos le dicen parálisis por análisis pero la realidad es que tú lo único que buscas es estar seguro de dónde estás parado.
Probablemente tu jefe te presionará porque tardas mucho en decidir, cuando el ingrato lo único que hace es no valorar la dedicación que le pones.
Tu equipo estará esperando a que tomes la decisión para que ellos puedan comenzar a moverse. Claro, una vez que estés listo.
Tendrán que aprender a desarrollar la paciencia.
Algunas oportunidades se perderán pero ¿no sería eso apostar a lo loco sin tener total certeza de qué va a pasar?
¿El equipo? Tendrá que adaptarse a tu forma de tomar decisiones.
5. Estás ahí por algo
Tu puesto no te lo regalaron.
Te costó sacrificio, esfuerzo, horas y peleas en casa.
Tú mejor que nadie sabes todo lo que implicó.
¿Qué idea podría tener tu colaborador, tu jefe o el de RH cuando se trata de señalar tus puntos débiles? Tu te conoces mejor que nadie así que NO necesitas que alguien más venga y te diga lo que supuestamente deberías de trabajar.
Además, quién sabe qué traigan entre manos.
En todos lados se valora al líder que tenga claro sus puntos de vista y los defienda como un perro. A nadie le agrada cuando una persona se dobla y cambia de opinión ante las críticas.
Había pensando en otras 3 recomendaciones pero, si para este punto el equipo no ha reventado, mi sugerencia sería que ya los dieras por muertos.
Lo más probable es que ya lo estén… o quizá hayan huido hace mucho.
*******
¿Te ha gustado este texto?
En mis espacios comparto historias e ideas relacionadas con la maestría personal y cómo ésta puede ayudarte en tu liderazgo, en la gestión de tus objetivos y lograr todo aquello que te propongas.
¿Y qué es la maestría personal? TODO aquello que te ayude a tener una experiencia de vida más feliz, plena y balanceada en todas sus facetas.
Suscríbete a mi blog en la forma aquí abajo para que no te pierdas ninguno de mis artículos.