Abraham-Hicks cuenta una analogía que de entrada pareciera bastante irrelevante pero que en el fondo tiene una gran enseñanza.
Supón que te levantas un día y dices “hoy voy a aspirar la alfombra de toda la casa”. Te preparas, te pones ropa cómoda, seleccionas tu playlist favorito y comienzas por la sala. Pasas la aspiradora por todos lados, llegando a todos los rincones. Mueves las sillas, los sillones y los demás muebles. Te aseguras que no quede ni un solo centímetro cuadrado sin que la aspiradora haya pasado por encima de él. Es más, es tanto tu deseo por que quede la alfombra limpia que le pones toda tu fuerza al punto que las rueditas de la aspiradora quedan marcadas sobre ella al pasar.
Te sientes satisfecho pero, después de revisar con detalle como quedó, casi te infartas al ver que la alfombra esta tal cual la noche anterior: cereal tirado por aquí, pelos del perro por allá, pelusas y basuritas regadas por todo el lugar.
“¿Pero qué carajos?”, por decir lo menos, le imputas al universo. “Me partí el lomo aspirando cada pedazo de esta casa…. Ve!, las malditas ruedas están marcadas en la alfombra”.
Sorpresa. Olvidaste contarla a la electricidad antes de comenzar tu odisea.
Justo eso nos pasa cuando lo que buscamos hacer es solo remediar lo que vemos por encimita sin hacer el trabajo previo o aplicarnos en lo fundamental.
Esta analogía funciona en cualquier aspecto de la vida. Querer hacer cambios en lo que se “ve”, en lo que está por encima, sin trabajar en cambiar lo que está en el sustrato, en nuestros hábitos, en los modelos mentales con los que procesamos la realidad que vivimos, en todo el baggage que traemos cargando a veces sin darnos cuenta, es aplicar la fuerza en donde menos efecto tiene. Puedes dejar las ruedas marcadas, pero ese esfuerzo en sí mismo no hará la diferencia.
Es por eso que antes del HACER está el SER. En el HACER llevamos a la ejecución lo que somos, la esencia de lo que pensamos, creemos y sentimos. No es más que el reflejo del estado mental con el que andamos en el mundo. Y querer cambiar eso con base a puro esfuerzo, bruto y duro, es una invitación a dejar las ruedas marcadas en la alfombra para después darte cuenta que ésta sigue exactamente igual.
Trabajar en el SER es lograr el mayor beneficio del esfuerzo aplicado. Es conectar la aspiradora a la electricidad y asegurarnos que ésta funciona de manera correcta. Si el contacto donde la conectaste no funciona, te darás cuenta de inmediato y antes de seguir buscarás otro donde conectarla. Ese es el trabajo interno que debemos llevar a cabo antes de querer aspirar la casa.
Por eso muchas herramientas que conocemos y que nos ofrecen en este andar por la vida creemos que “no funcionan” no porque sea así, sino porque no sabemos usarlas, no creemos que funcionen, o queremos utilizarlas sin hacer el trabajo previo requerido.
Y como escribía líneas arriba, esto aplica en todos los ámbitos, y las organizaciones no se quedan lejos de esto.
En estos casi 5 años de dedicarme a dar consultorías y entrenamientos ejecutivos, algo que en varias ocasiones he visto es que las empresas le apuestan a procesos de cambio, de transformación y de entrenamiento para su gente… solo para obtener resultados muy limitados, expectativas no cumplidas y un amplio signo de interrogación de “¿por qué no vemos los cambios que nos prometieron?”.
Justo por eso: la aspiradora no está conectada.
Si lo que necesitas es que, por ejemplo, uno de tus soldadores solde mejor, lo mandas a un curso técnico y muy probablemente, si la persona se aplica en desarrollar la habilidad, soldará mejor. El resultado es casi inmediato y muy palpable. Pero si lo que buscan es transformar la forma de liderar a la gente, y en última instancia la cultura (cambiar el SER), mandar al personal a tomar un curso de liderazgo, o de lo que sea (enfocarse en el HACER), tendrá un efecto limitado porque volverán a una cultura y a una dinámica que tiene mucho más inercia que lo que pudieron haber aprendido en un seminario. La semilla se secará antes de que alcance a germinar.
Buscar la transformación desde dentro, desde lo más profundo de la organización es buscar el contacto idóneo para conectar la aspiradora. Una vez que ese trabajo ha sido hecho ahora sí, las herramientas que desees implementar, seguramente rendirán mucho de los éxitos esperados.
Por eso #TodoComienzaComigo (SER) se ha vuelto una especie de mantra para mí que viene a potenciarlo un simple cuestionamiento: #QuéDecidoHacerDistintoHoy (HACER).
🤟🏽