La cultura se come como desayuno a la estrategia
Quizá has escuchado anteriormente esta famosa frase de Peter Drucker en relación a que la ruta hacia el éxito organizacional no es que no dependa de una estrategia, sino que una cultura poderosa es el camino de menor resistencia hacia ese éxito.
Trataré de explicarme con una analogía.
Imagina un barco al que te acabas de subir como pasajero. Zarpan y se enfilan hacia el infinito mar delante de ustedes.
Y de repente decides pasearte por el barco y conocer cada rincón del mismo, hasta que llegas al puente y te pones a observar la dinámica entre la tripulación y te sientes tranquilo pues percibes un orden en la interacción entre el capitán, los oficiales de puente y el timonel.
Los ves a cada uno enfocado en sus temas, viendo sus indicadores y girando instrucciones a los equipos que están en los cuartos de máquinas y demás personas distribuidas en el barco. Escuchas al capitán comentar con su equipo acerca del plan de navegación, las tormentas que reporta el servicio meteorológico y los planes para poder sortear la ruta que se han trazado.
Percibes un buen ambiente, una comunicación clara y precisa. Mucha química entre el capitán y el equipo. Respeto. Orden. Responsabilidad. ¿Genial no? Te sientes seguro de que estarás a salvo y entonces decides dedicarte a disfrutar el viaje.
Ahora imagina un universo paralelo en el cual todo es casi lo mismo que te acabo de describir salvo la cultura que se palpa en la tripulación. Un capitán áspero, irrespetuoso, que no escucha las propuestas y advertencias de su equipo.
Un capitán que exige planes, resultados pero que ignora los indicadores, los radares meteorológicos y a quien lo único que le interesa es zarpar ya y llegar al destino. Cumplir su objetivo.
Ladra instrucciones al por mayor y espera que todo mundo se alinee… al final él es el capitán ¿no?
¿Cómo te sentirías?
Todos los elementos para crear una estrategia están presentes: información, personas, recursos, experiencia y conocimiento.
Pero la cultura, reflejada en la forma de gestionar a la tripulación por parte del capitán, comprometerán el éxito del viaje… incluso la posibilidad de que más de uno en la tripulación considere renunciarle tan pronto pisen tierra de nueva cuenta.
Esa es la cultura comiéndose a la estrategia para el desayuno. No importa cuán buena sea ésta… la cultura acabará engulléndola de una… y la organización lo resentirá.
Y justo con esta idea te quiero compartir una joya que me encontré en twitter (o X aunque aún no me acostumbro) en relación al poder de la cultura y del papel que tú como líder tienes en ella.
Esta es una entrevista que le hacen a Steve Kerr, coach de los Golden State Warriors de la NBA, en la que platica una charla que tuvo con Pete Carroll, hoy en día head coach de los Seahawks de Seattle en la NFL y quién le preguntaba “¿cómo coachearás a tu equipo?”.
Steve pensó que refería a las estrategias, a las jugadas, a las tácticas. A todo aquello que apuntara y ayudara a ganar partidos.
“¿Te refieres al tipo de ofensiva?”, le pregunta Steve tratando de clarificar la pregunta.
“No, eso ni siquiera importa”, le responde Pete, agregando:
“¿Cómo se sentirán tus jugadores todos los días al llegar al edificio? ¿Cuál va a ser la vibra? ¿Cuál va a ser la cultura?”
Y aquí quiero que hagas una pausa y reflexiones: ¿Cuántas veces te has preguntado esto? ¿Cuántas veces te has puesto a pensar en la cultura que estás creando en tu equipo de trabajo?
Es más, ¿cuántas veces te has preguntado como se sienten tus colaboradores al entrar en la oficina, colaborar contigo?
Y Pete continúa: “tienes que definir quién eres, cuáles son los valores que te definen porque esos valores van a crear la cultura de tu equipo. Y deberás pensar en como hacer que esos valores se vivan y no queden como simples palabras colgadas en un cuadro en la sala de juntas”.
Esa es la cultura.
Y no importa cuantas estrategias tengas ni que tan atinadas sean.
Si la cultura que tú infundes en tu equipo es una cultura pobre, de buscar culpables, de bajo accountability, de una comunicación cortada y llena de máscaras, incapaz de hablar del elefante que está en medio de la sala y nadie quiere ver, de imponerte, entonces estarás listo para desayunarte cualquier estrategia que definas.
Cuando al final de la entrevista le preguntan a Steve cuáles son los valores que le definen a él y a su equipo, Steve menciona: “competitividad, mindfulness, compasión y disfrute.. y si digo que disfrutar en un valor, más vale que me asegure que mi equipo disfrute el trabajo todos los días”.
¿Cuáles son los valores que te definen a ti?
¿Qué estas haciendo para que esos valores cobren vida en tu equipo de trabajo?
¿Hay una alienación entre lo que dices que te define y la cultura de tu equipo?
Esa es la maestría personal.
Por eso mi insistencia en que el verdadero liderazgo comienza con el autoconocimiento y la autogestión. Un líder que no se conoce y gestiona difícilmente conocerá y gestionará de una manera efectiva a su equipo de trabajo y en muchos de los casos solo le quedará imponerse.
¿Se podrán lograr los objetivos? Muy seguramente sí… pero ¿a qué precio?
Para terminar, me quedo pensando en el último valor que comenta Steve: el disfrute…
Para mi, este es un valor fundamental.
Disfrutar la vida, las experiencias que vivimos, es la meta fundamental de esta existencia.
Y no, no es una idea romántica. No hablo de una vida llena de arcoíris y pajaritos en el horizonte. No hablo de una vida sin retos… pero aún y con los retos que ésta pueda traer, la capacidad de vivirla con disfrute es un modelo mental que puedes desarrollar… y ese es otro aspecto de la maestría personal.
¿Qué tanto disfrutas lo que haces?
¿Qué tanto disfruta tu equipo ser tu equipo?
Piénsalo… va más allá de objetivos, indicadores, estrategias y resultados.
Aquí la entrevista 👇🏽
https://x.com/AllistairMcCaw/status/1727252113028497780?s=20
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¿Y qué es la maestría personal? TODO aquello que te ayude a tener una experiencia de vida más feliz, plena y balanceada en todas sus facetas.
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