Desde hace algunos meses la idea de lanzar un podcast me había estado rondando la mente. Un par de personas ya me lo habían sugerido y hasta me regalaron un tripié y un micrófono… pero la indecisión y procrastinación se apoderaron de mí y la idea se quedó guardada en el cajón.
Hace unos días mi fue el cumpleaños de mi esposa, y dentro de todo lo que platicamos mientras nos tomábamos un rico café con pan de elote, me quedé con una frase de ella que de alguna manera (he de reconocer) me cayó como balde de agua fría: “no pienses tanto las cosas y aviéntate… y lo que sea que pase, te llevará a otra cosa”.
Yo creo que el agua fría de tremendo balzado ayudó a aclararme un par de cosas:
1. Nada es para siempre. El camino nunca se acaba. Es como una escalera con un infinito número de escalones. Y cada que platico de esto no puedo dejar de recordar esa imagen de la película 1 de Harry Potter cuando llegan a Howgarts y las escaleras que los llevan a sus habitaciones se están moviendo constantemente, cambiando la dirección sin que puedan hacer mucho más que adaptarse a ellas.
Y así es la vida… al final ésta siempre se está moviendo… y el “destino” que hoy ves quizá mañana te lleve a otro lado. La vida no es llegar a la habitación, sino ir aventurándose en los escalones tomando a cada minuto una decisión que Einsten la estructuró con una disyuntiva formidable: tienes que decidir si vives en un universo amigable u hostil.
2. No pensar tanto las cosas. Para alguien tan mental, tan racional, tan lógico, tan cuadrado (y ya mejor le paro aquí) como yo, no evaluar, pensar, buscar que todo esté perfectamente armado antes de animarse a hacer algo es como para volverse loco.
Y es que esto último no es más que un reflejo de esa adicción al control que en ocasiones (o muy seguido en mi caso) tenemos. Al buscar que las cosas se den de cierto modo y en cierto momento no abona más que en un desgaste mental enorme el cual, desafortunadamente, muchas veces impide que nos atrevamos a hacer eso que nos nace. Y curiosamente perdemos dos veces: una por ese mismo desgaste que nos deja drenados de energía, y la otra porque al final en el fondo sabemos que pudo haber sido genial pero simplemente no nos atrevimos.
Siento que en esos momentos es como si agarráramos una cinta duct tape (de esas grises gruesas) y se la pusiéramos en la boca a nuestra intuición, a nuestra inteligencia interior que lo único que hace es susurrarte al oído “inténtalo, disfrútalo, y eso nos llevara a más sorpresas”.
Pero no. Llegamos hasta a ponerle doble cinta por si las dudas y dedicamos toda nuestra atención al ego que solo ve separación, duda, miedo…
Así que, regresando a esa plática con mi esposa, ese mismo día decidí que esta misma semana ese podcast vería la luz. ¿Cómo? No tenía ni idea. Jamás había hecho uno y no sabía qué plataformas utilizar.
Pero como todo en la vida, una vez que decides algo, ésta te pone en el camino las situaciones y las personas que necesitas para llegar a donde quieres y así es como hoy te comparto que este proyecto ha visto la luz: ¿Dónde quedó la magia? El Podcast.
Así que aquí te dejo la liga. Me encantaría que lo escucharas y me retroalimentes, pues al final esto que hago es para compartirlo contigo.
Por el momento está disponible en anchor.fm (que puedes escucharlo en streaming sin necesidad de bajar ninguna app) así como en Spotify (espero que pronto quede habilitado en las demás plataformas así que si aún no me sigues en redes sociales -abajo los íconos con las ligas a ellas- hazlo para que puedas enterarte de esto y muchas cosas más).
Y si te gustó, subscríbete al podcast para que los tengas disponibles cada que publique un nuevo episodio. Y compártelo… uno nunca sabe cuándo a alguien le pueda ser de utilidad.
Pax 🤟🏽