¿Ya escribiste tu carta a Santa?

No recuerdo cuándo fue la última vez que le escribí una carta a Santa. Y tampoco recuerdo por qué razón dejé de hacerlo. Sí, sé lo que estarás pensando, pero no me refiero a eso.

Santa representa mucho más que la navidad y los regalos. Recuerdo de niño tener una total certeza en que me traería alguna de las opciones que yo había escrito en mi carta. No había duda. No había preocupación. Era simple y llanamente una certidumbre de que el día 25, al despertar, mis regalos estarían bajo el pino.

La vida adulta nos la pasamos persiguiendo todo aquello que queremos. Trabajamos, en ocasiones hasta de más, para lograr eso que tanto hemos soñado. Sí, ese también es un camino como muchos otros más para alcanzar aquello que queremos.

Pero con Santa todo esto es distinto. No tienes que pensar en el cómo, en el cuándo, en el dónde. Solo en el qué, y en el por qué o para qué. Especialmente en esto último.

La idea era divertirnos con aquello que el barbón ataviado de rojo nos trajera. Sacar todo y jugar con los hermanos, primos y amigos. Recordar esa expectativa, esa emoción e impaciencia de saber qué me estaría esperando mañana al bajar al pino me hizo revivir mi infancia, y la certeza que tenía de que al final, los regalos y las sorpresas llegarían. Siempre llegarían.

Este año la vida me dio muchas satisfacciones y sorpresas. Grandes y pequeñas. Y muchas de ellas llegaron en el mejor momento, algunas sin siquiera imaginarlas. Me permití dejarme llevar y pensar, o soñar, que la vida (y Santa) se encargarían de ir manifestando en mi experiencia cada uno de esos sueños que aún tengo.

Por eso este año volví a escribirle a Santa. Imagino todo aquello que quiero para mi vida y espero, con esa certeza e inocencia de niño, que la vida de alguna manera se encargue de sorprenderme aún más.

Que esta Navidada la vida te llene de sorpresas. Que esa sensación de abundancia te inunde y se refleje en toda tu experiencia de vida: en el trabajo que soñaste, en la pareja que quieres tener a tu lado, en la libertad financiera para elegir cómodamente aquello que quieras, en salud plena para disfrutar cada momento.

Que recuperes y reclames esa enorme capacidad de sorpresa que era tu día a día cuando eras niño para que disfrutes de todo cuanto la vida te ponga por enfrente, porque en esa apreciación la vida no tendrá más remedio que seguir llenándote de lo mismo.

Mis mejores deseos en estas fiestas para tí.

Héctor Murguía.

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